Antes de encontrarla ya había decidido no cuidar a otras palomas.
Había cerrado la puerta de la jaula y tirado la llave al mar.
Quería aprender a vivir sin palomas en mi habitación aunque me gustaban.
Un día saliendo de mi casa encontré una que se había caído de un árbol.
Ella me miraba pidiendo mi ayuda y yo la miraba pensando en mis temores.
No sabía si era una buena idea recogerla, pero sentí en su mirada algo especial.
Me acerqué a ella, la cogí y fui a ver al cerrajero para hacerme una llave nueva.
Empecé a curar sus heridas, olvidando las mías que las otras me habían dejado
Quería su alegría, al mismo tiempo tenía miedo que ella se fuera como las demás
Cada día veía sus alas curándose, su plumaje más blanco que cuando la encontré.
Sentía su corazón puro, leía la decepción en sus ojos.
Quería preguntarla qué era lo que la ponía triste, pero no tuve coraje.
Lo que me importaba era disfrutar cada día del tiempo que pasaba con ella.
Aprendí en poco tiempo tantas cosas de su mundo que ella me explicaba con ilusión.
La miraba sintiendo que a pesar de su sufrimiento ella intentaba comunicarme alegría.
Me preguntaba cuánto duraría la ilusión de que ella se quedaría conmigo en mi habitación
Un día al despertarme vi la puerta de la jaula abierta con un mensaje dentro.
La paloma me había dejado para buscar su paz interior.
Había curado sus heridas físicas, pero no las interiores y eso yo lo había visto en sus ojos.
En lugar de llorar como hacía antes, empecé a rezar por ella afín de que encontrara su paz.
En lugar de llorar, empecé a escribir lo bueno que ella me había dejado.
En lugar de perder la esperanza, me sentí lleno de fuerza para seguir adelante sin lamentarme.
En lugar de cortar el árbol dónde la conocí, preferí conservarlo por si acaso volviera.
En lugar de irme a buscarla, preferí dejar que buscara sola el camino de su luz interior.
Cada día me levantaré mirando al cielo, esperando encontrarla entre miles de palomas.
Cada día me levantaré mirando el árbol dónde la conocí, con la esperanza de que vuelva.
Seguiré durmiendo con su sonrisa, con su voz, con lo que había aprendido de su mundo.
Vuela paloma, si ese es tu deseo, para encontrar tu vida.
Vuela paloma, si ese es tu sueño, para recuperar tu felicidad.
Aquí te dejo, aquí te espero, porque mi corazón ha encontrado en ti una esperanza.
Vuela paloma y, si el destino lo permite, nuestros destinos se cruzarán otra vez.
Que vuele esa paloma, que vuele, que vuele, como vuelan tus sentimientos!! felicidades! un abrazo!!
Muchas gracias Alvaro ya mis sentimientos estan volando espero mas lejos que esta paloma. Fue un placer leerte
Muy bonito Eric, me alegra que hayas tomado esa decisión! Seguro que todo te va fenomenal!!
Muchas Gracias Compañera por tu comentario pero tambien por la persona que eres. Un Abrazo
Soltar (conscientemente) a alguien en el momento adecuado lleva la paz interior a dos personas.
Pocas personas cuentan con esta sabiduría.
Y de las pocas que lo saben pocas lo realizan de vez en cuando en su vida.
Pero si lo hacemos una vez, nos damos cuenta que poder soltar, nos llena de energía – con una riqueza de colores que antes no conociamos- y que nos hemos librado de un miedo fundamental.
Buena parábola!
Me gusta la ambivalencia/ el conflicto en los sentimientos del narrador, cuando nota por primera vez el sufrimiento de la paloma en su jaula.
Gracias por compatirlo Eric!
Tu amigo Jonas
Hola Jonas me alegro un montón por tu análisis. Son palabras y una reflexión muy fuerte. Me gusta compartir mis escritos contigo no solamente para una finalidad positiva en mi vida de joven y amator de poesia pero tambien esperar las criticas negativas. Un saludo Hermanito.