¡Llueve y ojalá que lluevas hasta que las aguas arrastren un diluvio y se lleve al fondo todas las atrocidades de la bestia humana!
¡Llueve con suficiente intensidad para mostrar a los seres humanos tu libertad, tu pureza incontrolable por las manos de los meteorólogos, tu capacidad para ocasionar alegría o tristeza a tu paso!¡Llueve y que cada una de tus gotas devuelva vida allí donde los más grandes filósofos, físicos y doctores reunidos han fallado!
¡Llueve si tal es tu deseo, a fin de que suba hacia ti el perfume de esta tierra árida que te aguarda ansiosa, semejante a la amante del soldado en guerra, para abrevarse en ti y embriagarse de ti!
¡Llueve para traer alegría a todos esos niños de los barrios deprimidos, quienes no aguardan sino tu precipitar para ganar las calles, desnudos y encendidos de alegría por celebrar su partido de fútbol en el barro!
¿Sabes tú mi dulce lluvia que tu melodía constituye una fuente de estímulo para el poeta carente de inspiración?
¿Sabes tú mi dulce lluvia que tu concierto es admirado por los amantes cuando te contemplan tras los vidrios de su ventana?
A pesar de tus molestias los hombres no cesaran de predicar tus excelencias, especialmente cuando los sorprendas en medio de la noche cantando sobre sus tejados y conduciéndolos a los brazos de Morfeo.
¡Llueve si tal es tu deseo, a fin de que la vida resurja tras tu paso!
¡Que el perfume del renacimiento de las flores en los jardines seduzca a las mariposas, el verdor decore las campiñas y los colores del arcoíris aparezcan en el cielo!
¡Llueve, pues tras la lluvia llega el buen tiempo!
¡Llueve como si fuera la última vez!