Me senté cerca de la orilla para contemplarte en secreto.
Me dejé llevar por el olor de tu cuerpo suave y caliente.
Me dejé conducir al universo de mis pensamientos.
Tú que me ves sin verme.
Tú que me tocas sin tocarme.
¿Cómo explicarte este pesado secreto que me tortura?
Tú que me sonríes sin verme.
Tú que me tocas sin tocarme.
¿Cómo decirte que mis noches se parecen a un suplicio?
Sí, un suplicio donde mis ideas y las de los demás se comprometen en batalla.
Sí, un suplicio donde el presente y el futuro están en conflicto.
Sí, un suplicio donde mi corazón y mi razón se enfrentan.
Me senté cerca de la orilla para admirarte.
Tú,cuya mirada me libera de mi cárcel ideológica.
Me senté cerca de la orilla para soñar con la belleza azul del mar, sólo el tiempo de regresar a mi realidad.
A mi cruz cotidiana.