Integración global frente a nuevos ghettos
En el Informe de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano (IDH 2013) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD [1]) se mencionan ámbitos específicos sobre los cuales se ha de trabajar para sostener el impulso del desarrollo y la integración global:
- Mejorar la igualdad, incluida la dimensión de género;
- Dar voz y participación a los ciudadanos, incluidos los jóvenes;
- Manejo del cambio demográfico.
Y para favorecer estos avances se ha de promover la integración trans-regional para hacer desarrollar una «acción coordinada en los desafíos más apremiantes de nuestra era». Solo este crecimiento coordinado y conjunto puede disminuir la vulnerabilidad de los ciudadanos frente a las viejas amenazas (hambrunas, epidemias, desastres naturales) y también ante las nuevas (globalización explotadora, mercados deshumanizados, neoesclavismos, etc…).
Pero la integración no es amiga de los ghettos, ni siquiera de los urbanos. Así leemos a Borja [2] diciéndonos que en las grandes urbes se implantan «los shopping centers» con «reservado el derecho de admisión» y «los ghettos residenciales cuyas calles de acceso han perdido su carácter público en manos de policías privados», dejando el espacio público «no protegido» para «las clases peligrosas de la sociedad: inmigrados, pobres o marginados«. Y en su reflexión podemos comprender hacia dónde nos están llevando las actuales tensiones disgregacionistas, hacia una humanidad de castas, donde cada sector político vende sus recetas a un grupo de votantes tratando de convencerlos de las bondades de rechazar a otros grupos menos agraciados.
Siempre se utiliza la excusa marginadora de «constituir una carga improductiva para el sistema», como si la sociedad fuera un puro mecanismo reduccionista, una máquina de producir y consumir, donde no tienen cabida los caidos en desgracia. No deja de ser un argumento que trata de dotar de valor moral a la injusticia y la insolidaridad. Lo curioso es que las voces creyentes y las supuestamente éticas siguen obcecándose en los detalles costumbristas como el tipo de pareja marital, sin querer mirar a la cara de los verdaderos problemas: discriminación, desigualdad, libertad limitada al poder económico, etc..
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El informe de PNUD 2013 abre unas expectativas prósperas para los paises del Sur, pero no es una garantía. Únicamente la integración global puede defender unas políticas solidarias que garanticen el avance de la justicia para todos y la lucha contra los nuevos ghettos, presentes no solo en los países más avanzados sino en la mayoría de las grandes ciudades del mundo.
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Fuentes
[1] PNUD.- [en línea] Informe sobre Desarrollo Humano 2013. Naciones Unidas. UN Plaza, Nueva York, NY 10017, Estados Unidos. ISBN 978-92-1-126340-4. [consultado: 04/02/2014] [enlace externo]
[2] Borja, J.- [en línea] Ciudadanía y espacio público. [consultado: 04/02/2014] [enlace externo]